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Podemos definir las fuentes del Derecho Administrativo como los elementos jurídicos de los que bebe la Administración Pública para configurar su marco legal y principios de cara a su actuación y a los derechos y obligaciones de los ciudadanos. Son estas fuentes las que legitiman la actividad de las Administraciones y garantizan una seguridad jurídica a los poderes públicos y a los ciudadanos. El Derecho Administrativo se va a actualizando a medida que se modifican y evolucionan sus fuentes.

La Constitución

La Constitución representa el cimiento sobre el cual se erige todo el entramado jurídico-administrativo del país. Su importancia radica en ser el marco normativo supremo, estableciendo los principios rectores que regulan la organización del Estado y garantizan los derechos fundamentales de los ciudadanos. Es, por tanto, un documento de carácter superior que otorga cohesión y estabilidad al ordenamiento jurídico.

Su aplicación directa e inmediata implica que sus disposiciones tienen fuerza vinculante sin necesidad de requerir una mediación legislativa adicional. Tanto en su vertiente orgánica, que define la estructura y funcionamiento de los poderes públicos, como en su dimensión dogmática, que consagra los derechos y libertades de los individuos, la Constitución tiene un impacto directo en la vida política, social y jurídica del país.

Sin embargo, en el complejo entramado del derecho administrativo, la Constitución no opera de forma aislada. Se integra en un sistema de fuentes normativas que incluye otras disposiciones legales de distinto rango. Junto a ella, las leyes orgánicas, que desarrollan aspectos troncales de la organización del Estado, y las leyes emanadas de las Comunidades Autónomas, que complementan y enriquecen el ordenamiento jurídico, también influyen en la regulación de la actividad administrativa.

Además, la incorporación de España a las Comunidades Europeas ha traído consigo la inserción de normativas comunitarias que poseen vigencia directa en el derecho interno español. Este fenómeno ha complicado aún más el sistema de fuentes del derecho administrativo, añadiendo una dimensión supranacional que deben tener en cuenta los agentes jurídicos y administrativos del país.

Leyes y normas con rango de ley

La norma con rango de ley, ya sea en sentido formal o material, despliega un papel crucial en el derecho administrativo. Estas normas regulan situaciones abstractas que afectan a un conjunto indeterminado de personas y también establecen las competencias y estructuras de las instituciones públicas, así como la creación y extinción de entidades. Cabe aquí destacar que la potestad reglamentaria de la administración pública debe estar expresamente autorizada por ley y someterse a sus disposiciones.

La reserva de ley, establecida por la Constitución, restringe ciertas materias que solo pueden regularse mediante la ley formal que emana del Congreso. Entre estas materias se encuentran la limitación de derechos fundamentales, la expropiación, la actividad empresarial del Estado, y la configuración de una actividad económica como servicio público. Este mecanismo garantiza la seguridad jurídica y el respeto a los derechos fundamentales, evita la arbitrariedad y el ejercicio desmedido del poder por parte de la administración.

Reglamentos

Como fuente del derecho administrativo, desempeñan un papel central que a menudo ha sido subestimado o relegado en comparación con otras fuentes normativas. Aunque tradicionalmente se le ha considerado como una norma de rango inferior, su importancia radica en su capacidad para complementar y detallar aspectos específicos de la normativa legal. 

Esta función es esencial en un sistema jurídico complejo como el español, donde el derecho administrativo se nutre de múltiples fuentes, incluyendo las leyes, que pueden resultar demasiado generales o abstractas para regular todas las situaciones de la vida administrativa.

El sistema de fuentes del derecho administrativo ha evolucionado con el tiempo y reconoce la relevancia de los reglamentos como instrumentos normativos con efecto directo e inmediato. En ciertos casos, los reglamentos pueden tener un alcance superior al de las leyes, ya que tienen la capacidad de derogar disposiciones legislativas en caso de conflicto normativo. 

Costumbre

La costumbre, aunque tradicionalmente vista como una fuente normativa de menor relevancia en el ámbito del Derecho Administrativo, ha ganado reconocimiento en la doctrina y jurisprudencia contemporáneas, que valoran su importancia en ciertos contextos específicos. 

Aunque el principio de legalidad y la necesidad de seguridad jurídica han llevado a priorizar la ley como fuente principal en el Derecho público, la costumbre aún encuentra espacio en el panorama normativo debido a su dimensión histórica y su reflejo de prácticas arraigadas en determinados grupos sociales a lo largo del tiempo.

La aceptación de la costumbre como fuente del Derecho Administrativo se da en casos concretos, muchas veces respaldados por remisiones expresas de las leyes. Aunque su operatividad es limitada y residual en comparación con las normas escritas, su validez es mayormente aceptada en la doctrina jurídica. 

Sin embargo, su aplicación requiere un análisis detallado de las diferentes posturas doctrinales y del tratamiento que le otorga la jurisprudencia, especialmente debido a la complejidad del entorno normativo y la multiplicidad de fuentes de producción normativa en el ámbito administrativo.

Doctrina

La doctrina en el Derecho Administrativo juega un papel crucial como fuente de conocimiento y orientación para diversos actores, como funcionarios, asesores legales, controladores y legisladores. A través de la doctrina, se pueden encontrar análisis profundos, interpretaciones especializadas y argumentos fundamentados que ayudan a comprender y aplicar las normas administrativas de manera más efectiva.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la doctrina no está exenta de riesgos. Se advierte sobre la influencia de intereses políticos e ideológicos en las publicaciones doctrinales, lo que puede sesgar las interpretaciones y recomendaciones ofrecidas. Además, la falta de consenso entre los doctrinarios en ciertos temas puede generar confusiones y discrepancias en la aplicación práctica del Derecho Administrativo.

A pesar de estos posibles riesgos, la doctrina sigue siendo una fuente valiosa de información y análisis en el campo del Derecho Administrativo. Su autoridad académica y su capacidad para ofrecer perspectivas enriquecedoras permiten a los profesionales del derecho fundamentar sus decisiones y acciones en principios sólidos y en la búsqueda del bien común.

Jurisprudencia

La jurisprudencia se suele considerar una fuente del derecho administrativo, aunque existen diferentes opiniones al respecto. Algunos iusfilósofos y iusadministrativistas sostienen que la jurisprudencia sí es una fuente del derecho, mientras que otros argumentan lo contrario. 

En el contexto institucional, la admisión de la jurisprudencia como fuente del derecho administrativo no es objeto de debate, ya que interactúa con los demás poderes. Además, la jurisprudencia también tiene un papel importante en algunos países fuera del poder judicial, puesto que influye en las decisiones de los otros poderes del Estado y puede generar procesos jurídico-políticos que culminan reflejándose en legislación específica inspirada en las soluciones jurisprudenciales.

En España la jurisprudencia no se considera una fuente del derecho administrativo.

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